Ese fue el deseo de una de mis queridas sobrinas en su más reciente cumpleaños. En el mundo infantil todo es posible, es cuando comenzamos a hacernos adultos que nos cortan las alas.
Volamos en aparatos adaptados para ello y transportarnos a otros lugares. Pero, lo que es volar literalmente, lo he experimentado únicamente con dos herramientas, meditación e imaginación. La primera, literalmente conduce a estados que me han hecho sentir fuera de este mundo, flotar, sentir la energía más pura del Infinito, del Creador. La imaginación, otra fuente poderosísima, que nos conduce a vuelos increíbles y cuando logramos plasmar esas creaciones en la materia es como el aterrizaje más perfecto.
Sueño con que esto sea posible, que alguna vez nos elevemos por los aires, fuera de toda derrota, creando nuestra propia ruta, sin peso en nuestras alas, yo al igual que mi sobrina, deseo lo mismo.