Una lástima que Vladimir Guerrero no fuera seleccionado el miércoles al Salón de la Fama de Cooperstown, teniendo en cuenta que tiene números más que suficientes para haberlo logrado en su primera oportunidad.
Un hombre que hizo todo en el terreno de juego y que nunca estuvo cuestionado por el consumo de sustancias prohibidas no logró esa distinción, eso, sostengo, por el bajo perfil que siempre tuvo durante su estancia de 16 años en Grandes Ligas.
Si Vladimir hubiese tenido aunque sea un 50 % de las relaciones humanas de David Ortiz, a nadie le quepa la menor duda que su ingreso era prácticamente automático.
Una gran cantidad de opinantes cree que Guerrero será una línea para la próxima elección, sin embargo, ahí vienen rugiendo unos “leones”, como Barry Bonds y Roger Clemens que han incrementando sus porcentajes en forma extraordinaria, después de varios años en baja.
En ese caso, Vladimir también podría no ingresar en 2017.
Lo que no puede ponerse en duda es que Guerrero será un seguro miembro de Cooperstown, porque sus números son contundentes, y en su carrera jamás hubo sospechas ni recelos de que actuó fuera de los principios éticos del béisbol.
Por lo tanto, vayan preparándose para celebrar en grande ese acontecimiento, como lo están haciendo hoy los puertorriqueños con la elección del gran receptor Iván Rodríguez.
RADARES.- A nadie debe sorprenderle los extraordinarios incrementos de precios que se registran las boletas para presenciar una serie final, y más si los contrincantes son Águilas y Licey, que han matizado la tremenda rivalidad en las últimas dos décadas.
En ese jugoso negocio, aunque lo quieran tapar, definitivamente hay elementos que desde adentro otorgan “facilidades” al “mercado negro” para que acapare las boletas.