Cada año el espíritu de la Navidad nos envuelve en la alegría y el regocijo de la época más esperada y deseada de la humanidad.
El nacimiento de Jesús marcó un antes y un después en la historia y su impacto en nuestra civilización se demuestra en una cultura occidental permeada de la moral y los valores cristianos.
Sin embargo, para muchos, la Navidad se ha convertido en todo, menos en la conmemoración del cumpleaños del Dios que, como en el pesebre de Belén, nos sigue abriendo los brazos mostrándonos que el amor incondicional es la senda de la paz, la auténtica felicidad y el camino al Padre.
Si nos olvidamos del verdadero sentido de la Navidad, si celebramos esta fiesta sin Jesús, volvemos al paganismo romano antiguo, que por estas fechas celebraba al Sol Invitus o el nórdico que conmemoraba el solsticio de invierno en el hemisferio norte.
La Navidad es más que pintar la casa, el arbolito, la compra de ropa nueva, la comida del puerco asado, el pavo, el ponche, la bebida, la Juma del Conjunto Quisqueya o Volvió Juanita. La Navidad es más que el doble sueldo, las dádivas de los políticos y las cenas compartidas, los kilos de más y los excesos que luego en enero nos despiertan a la realidad de las deudas y la carestía que siempre repunta en este tiempo.
El papa Francisco nos invita a vivir el sentido de la Navidad, asumiendo “un compromiso concreto, aunque sea pequeño, que se ajuste a nuestra situación de vida, y llevémoslo adelante para prepararnos a esta Navidad” para vivir el nacimiento de Jesús desde la fe, la esperanza y la alegría.
Ese compromiso puede ser llamar por teléfono a una persona que está sola, visitar a un anciano o a un enfermo, hacer algo para servir a un pobre, a un necesitado, pedir perdón, perdonar, aclarar cualquier conflicto o saldar una deuda y retomar la oración y acercarse al perdón del Señor.
El Santo Padre nos pide que no vivamos una Navidad falsa, ¡una Navidad comercial! Nos exhorta a dejarnos “envolver por la cercanía de Dios, esa cercanía que es compasiva, que es tierna; envueltos por el ambiente navideño que el arte, la música, las canciones y las tradiciones traen a nuestros corazones”.