Vivir en familia es una de las experiencias más positivas de la existencia. Cuando una familia funciona como Dios manda se convierte en el principal espacio de crecimiento y desarrollo de los seres humanos. En familia se reproduce la vida, se vive en hermandad, en unión, en respeto de los mayores, amor y en fe en Dios.
La familia es vida:
Vivir en familia es apertura a la vida y protegerla. Como nos lo dice Génesis 1:27-28, la principal misión de la familia es reproducir la vida: “Cuando Dios creó al hombre; lo creó a su imagen; varón y mujer los creó, y les dio su bendición: Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran.
El amor, cuidado y el respeto:
La familia cumple el rol de amar, cuidar y proteger a sus miembros. Los padres asumen esta función de cuidado todo en las primeras etapas del desarrollo de la vida de los niños. Los hijos tienen el mandato de honrar a los padres mientras vivan como señala el cuarto mandamiento y lo reitera Efesios 6, 2-3: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra”.
Cuando se incumple el rol de amor, cuidado y protección, la familia se vuelve tóxica e infuncional poniendo en peligro la salud física, mental y espiritual de sus miembros. Por eso es necesario crear espacios de apoyo sicosocial que fortalezcan las familias, sobre todo a las más vulnerables.
La familia es hermandad:
En la familia se forman los vínculos más sólidos de fraternidad que luego se extienden a la comunidad y a otros cuerpos intermedios de la sociedad. En familia se aprende la unión, el diálogo, la participación y la construcción colectiva.
En familia hay que recordar siempre el vivir la exhortación de Pablo en 1 de Corintios, 10: “Hermanos, en el nombre Señor Jesucristo les ruego que todos estén siempre de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes. Vivan en armonía, pensando y sintiendo de la misma manera”.
La familia es escuela de fe:
La primera escuela de fe debe ser el hogar. La familia es la cuna de la evangelización, por eso, como nos lo exhorta el apóstol Pablo en Efesios 6, 4 todos tenemos la misión de formar a los hijos según las enseñanzas del Señor. Nos lo reitera también el libro de Proverbios 22:6: “Instruye al niño en el camino que debe andar, Y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.