Frente a la adversidad, como en todo, tenemos dos elecciones, sucumbir ante el miedo y la locura o ser resilientes y salir fortalecidos. Esta última decisión es la manifestación de la sabiduría humana que Dios nos inspira a través de su Espíritu Santo.
La sabiduría en tiempos de la pandemia del coronavirus nos invita a la prudencia, a valorar lo que es realmente importante en la vida, a ser solidarios y a mirar al cielo.
Prudencia:
La prudencia es expresión de la sabiduría. Ser prudentes en estos tiempos es cuidarnos y cuidar de otros. La temeridad y la ignorancia conducen a riesgos innecesarios y hasta la muerte. En ese sentido, inspiradora es la cita de Proverbios 19:3 que dice: “la insensatez de un hombre arruina su camino, más en su corazón, él le echa la culpa al Señor”.
Valorar lo que realmente importa:
La pandemia del coronavirus ha abierto nuestro corazón a valorar lo más importante: la familia, la unión y la estabilidad que nos brinda el vivir en un hogar, el tener padres, hijos y hermanos a los que tenemos que amar y proteger.
Ser solidarios:
La sabiduría que viene de Dios nos lleva a ir más allá de asegurar nuestra supervivencia. Nos invita a ver a nuestro alrededor, a compartir con los que no tienen nada, pero, sobre todo, a nivel público, a ejercer la solidaridad protegiendo a los más vulnerables, a los que pierden su empleo, a asegurar servicios de salud sin exclusión y a compartir conocimientos, técnicas e insumos que ayuden a aliviar y mitigar el dolor en los que más sufren las consecuencias del mal que nos afecta.
Ser solidarios es anticipar bendiciones. En tal sentido, Hebreos 13:16 nos dice: “No se olviden de la solidaridad y de hacer el bien, que tales sacrificios son los que agradan a Dios”.
Mirar al cielo:
Mirar al cielo, implica vivir con sabiduría la promesa de Dios en Isaías 41-10: “No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas pues yo soy tu Dios. Yo te daré fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa”.