Ningún sector, no importa la actividad que desarrolle, puede alcanzar mínimamente sus logros cuando los protagonistas que inciden en ella no se ponen de acuerdo en aspectos fundamentales, y, por el contrario, emplean su tiempo en denostar cualquier iniciativa que surja, quizá con muy buenas intenciones.
En la política dominicana esta práctica no es extraña, porque la costumbre es que los “compañeros” se destruyan cuando sus intereses personales y grupales están en juego.
Esa actuación desgarra a la población en general. Pero todos callan.
Pero ¿por qué en los deportes los dirigentes toman a los políticos como ejemplo, para imponer posiciones irracionales que en la mayoría de los casos corroen toda la estructura de una actividad que debe ser ejemplo de todos ?
¿Merecen los atletas que quienes los dirigen, por cierto por demasiado tiempo, adopten ese tipo de comportamiento?
No hay duda que se ha sido demasiado paciente, porque aquí se han cometido tropelías sin que nadie diga “esta boca es mía”, y así todo sigue su agitado curso, como si nada.
Lo que se está “cocinando” con la confusión sobre la participación o no de varios estelares en la selección nacional que competirá en el Mundial de China, es una muestra de que andamos, definitivamente, “manga por hombro”.
Que nadie venga con la historia de que no hay informaciones fidedignas sobre esos casos, porque a todos los que se busca integrar están claros desde hace tiempo de si estarán o no con el equipo. ¡Hablen claro, por Dios!