Violencia en la relación de pareja

Violencia en la relación de pareja

Violencia en la relación de pareja

Como en toda situación de violencia, también en esta, se utiliza la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o conseguir algo.

Sólo quien ha vivido dentro de esta situación es capaz de entenderla y el porque la soporta, pues generalmente comienza sutil, por lo que no hay conciencia de que se están instalando y va creciendo. Los eventos se van dando más frecuentes y mayor intensidad.

En esta dinámica, el ejecutor tiene el dominio, esperando ser complacido en sus peticiones, demandas y normas que establece. De no ser obedecido, se frusta y hace explosión.

El agredido obedece y se somete por temor principalmente, temor que va desarrollando casi sin enterarse, ya que el maltratador actúa de manera gradual, minando la autoestima del otro (descalificando, apartándolo de sus intereses y de sus seres queridos).

Así, va lacerando sus sentimientos y produciendo emociones negativas en el sometido, provocando con frecuencia desilusión, decepción y desamor.

Sólo queda miedo, temor, intranquilidad y desmoralización. Una persona en ese estado no es funcional del todo. Abandona todo lo que le hace sentir viva y está en peligro de deprimirse.

La intimidad sexual se afecta terriblemente y el violentado puede desarrollar disfunciones sexuales. La primera, trastorno del deseo sexual hipoactivo, también disfunciones orgásmicas y disfunción eréctil (en el hombre).
No solo es afectada la pareja, también los hijos, los familiares de ambos miembros, los amigos y hasta los vecinos. Sin importar cuál sea el desenlace, la violencia en la pareja deja secuelas psicológicas de por vida.