Vindicación de Temo
La reunión del Comité Político del PLD el día 19 de abril, domingo, puso de nuevo en la memoria un incidente de una reunión de finales de marzo, cuando se decidió conocer una solicitud de Ramón Ventura Camejo acerca de la necesidad, o la conveniencia, de que el partido de gobierno dé los pasos para postular de nuevo al presidente Danilo Medina, impedido por la Constitución.
Temístocles Montás, uno de los aspirantes peledeístas, dio en Twitter la información antes de que lo hiciera el presidente o el secretario general.
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Cuando los reunidos el día 19 decidieron un receso para el almuerzo, hacía seis horas desde que había sido publicado un tuit en la cuenta de @temomontas. Por lo visto le apagaron el teléfono.
En diez años, de la reunión de los altos dirigentes del PLD en Juan Dolio acaso quede el recuerdo de la urgencia de Temo por dar el dato —hecho en el que trasluce alguna inclinación periodística— podemos hablar bastante, como se habla todavía de Lilís (el dictador del siglo XIX dominicano) no por lo que significó para el naciente capitalismo nacional, sino por su temperamento y salidas.
A propósito, veo en el Partido Liberación Dominicana una sombra del espíritu de Lilís, como veía Antonio Gramsci en el partido comunista una versión moderna del Príncipe.
El caudillo se ha quedado sin espacio en nuestra realidad de hoy, pero queda en el fondo de nuestra conciencia la necesidad de una figura paterna que lleve a cabo desde el plano político la repartición de los panes y los peces, de los que siempre estamos necesitados, no importa nuestra condición.
El Comité Político del PLD es, en la realidad, un colectivo a donde ha ido a dar la herencia política de Juan Bosch, y aunque éste, como Lenin con los soviet, aspiró a una fórmula para poner el poder en las masas, la utopía alumbró un hecho concreto tras su muerte y el poder político, el único que importa entre nosotros, ha ido a vivir allí, en el cenáculo de Leonel, Danilo y los otros 33.
Un día, cuando ya no quede más que el recuerdo, como ahora con Lilís, el peso del Comité Político de los morados en nuestra vida diaria también será un recuerdo talvez más leve que las anécdotas, para las que somos buenos, porque el único esfuerzo mental que reclaman tiende a tener una conclusión divertida, nada complicada ni austera.
Quizá un estudiante, o un académico, se anima y le da categoría de hecho postmoderno al tuit de Temo del 27 de marzo en el que dio el dato antes de que lo hiciera Reinaldo Pared Pérez, quien debía hacerlo según los estatutos.
Un hecho notable, sin duda, que le agregó inmediatez y frescura a la reunión de marzo.
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