“Viejo, mi querido viejo”, una reflexión

“Viejo, mi querido viejo”, una reflexión

“Viejo, mi querido viejo”,  una reflexión

Venecia Joaquín

El último domingo del mes de julio, se celebra en el pais, el día del padre. Recientemente, participe en un evento de una comunidad religiosa, que se concentró en hablar de ellos, aunque no asistió un solo hombre. Oramos por luces en su camino, por la paz espiritual de todos los padres.

Luego, pidieron a cada una de las participantes que compartieran lo que más recordaban de sus papás; así lo hicimos.

En el transcurso de esta actividad, quisieron que cantáramos canciones inspiradas en los padres; tratamos de recordar algunas; la única que vino a nuestra memoria fue la que dice “viejo, mi querido viejo, ahora ya camina lento, como recordando el tiempo”. ¿Por qué se han inspirado tan poco en los padres?

Luego recordé otra que dice “mi padre era un hombre noble, de una fortaleza recia…no lo vi nunca en la iglesia, su Dios era su conciencia”
Urge, que compongan canciones que proyecten la mejor esencia, de los padres; sería una forma de educar los hijos en valores, de enseñarlos a ser respetuosos, laboriosos, generosos, etc..; tratar de inyectárselos mientras las escuchan, y, sobre todo, de recordárselos a los mismos padres, para fomentar el amor, la unidad familiar.

Lamentablemente, predomina lo peor de la corriente machista: autoritarismo, proveedor para cuidar lo material y demostrar poderío, descuidando lo afectivo, los valores, el compartir en familia.

En esta época, en que los hijos ponen más atención a “los aparatitos”, esto es, a las redes sociales, más que a los padres, urge que limiten su uso y los enseñen a despertar su creatividad, con labores manuales y usando el cerebro; que se fomenten canciones, videos, charlas, enseñanza, actividades, que promuevan los sanos principios que deben enseñarse a los hijos.

Los padres deben hablar con sus actitudes y acciones, con el ejemplo; eso influirá en la personalidad de los hijos.

En la mirada de muchos niños y jóvenes se lee “papá saca tiempo para conversar conmigo, para jugar, estudiar; no te excuse con el trabajo, inclúyeme, permíteme conocer de las actividades de tu vida”. Es obvio, que esa falta de contacto, de compartir con los hijos, lo aísla de la familia, les facilita abandonar el hogar, sin pensar en el vacío físico y emocional que dejan en los hijos.

Necesitamos recordarles a los padres que sus descendientes los observan, ponderan su comportamiento; que lo importante no es demostrar que es el jefe, por ser proveedor, sino como cumplir con sus deberes, enseñando los hijos a trabajar en buena lid, estudiar y respetar al prójimo; que comprendan que sus padres, no importa que sean ricos o pobres, son una plataforma firme, segura, de amor, con la que pueden contar.

Ojala, no esperen convertirse en abuelos, para que los hijos lo vean desempeñar su misión de padres, lo necesitan ahora; de esta manera, logremos que reine más armonía, paz, en las familias, en la humanidad.