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Víctima de violencia de género: ‘Mientras viví con él solo dibujé lágrimas en mi rostro’

Santo Domingo.- Renata Pérez se sentía la más feliz del mundo porque tal como lo había planificado cursaría el último semestre de la universidad a sus 22 años, pero su alegría era mayor porque dos meses atrás conoció a Julian, quien era hombre con que siempre había soñado.

“Trabajaba en una papelería hasta las 5:00 de la tarde, de ahí me iba a la universidad a estudiar diseño. En la universidad conocí a mi esposo de quien me enamoré perdidamente porque era muy educado, tierno, detallista, trabajador, de buena familia y estaba terminando su tesis de arquitectura, era perfecto”, recordó Renata con una expresión de melancolía.

“Nuestra relación era solida porque él me mostró a un hombre estable emocionalmente y centrado por lo que pensé que aparte mi carrera otro de mis éxitos sería casarme y formar un hogar y así lo hicimos, a tres meses de ser novios nos casamos por la ley”.

Renata describe que su felicidad solo duró dos meses y medio porque ese hombre en el que había depositado su confianza, sueños y esperanzas de ser su príncipe azul pasó a ser el lobo feroz de su historia.

La consideraba su posesión

“Julian comenzó a hablarme mal, a celarme de una forma insoportable, un día se presentó a la papelería disque para hacer un negocio con mi jefe y era mentira solo lo quería verlo para golpearlo aseguraba que era un marido mío, lo que provocó mi despido”, dijo con un profundo suspiro.

De una mujer liberal y alegre, Renata se convirtió en una mujer dependiente, sumisa y solitaria pues por los celos de su pareja no solo perdió su trabajo sino el contacto con su familia.

“Como solo estudiaba y él trabajaba todo el día, en ocasiones cuando salía de mis clases iba a la casa de mi mamá para no deprimirme sola en casa, pero no sabía que un día de esos al regresar a mi departamento Julian me esperaba para prohibirme que la visitara y pegarme por primera vez”.

“Mi esposo me dio tres fuertes golpes, uno por la cara otro por la espalda y el tercero en el corazón, porque esa noche Julian acabó con la esperanza que tenía de que con un poco de esfuerzo salvaríamos nuestro matrimonio”, Renata aseguró desde ese momento su vida fue una película de terror.

No pudo pintar más

“Siempre decía en mi adolescencia que no iba a permitir que nadie me hiciera daño, pero esto solo se quedó en palabras porque le tenía mucho miedo y sus ofensas eran cada vez peores”, argumentó mientras contaba cómo su marido le arrebató la paz.

“Yo antes pintaba, diseñaba, creaba, pero mientras viví con él solo vi el dibujo de mis lágrimas en mi rostro. Mi esposo me impidió terminar mi carrera porque decía que mi carrera que en un principio la consideraba bonita, ahora para él era una porquería”.

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