La Sociedad Dominicana de Diarios ha expresado reiteradamente una opinión que a mí como periodista me avergüenza y desconcierta.
Se trata de que “demandas y condenas contra los periodistas” puedan dizque tener “efectos demoledores para la libertad de prensa” porque provocan la “autocensura”.
No hay un solo ejemplo que sustente ese aserto. No conozco, tras 41 años ininterrumpidos de ejercicio, ni un caso de “autocensura” o desmedro de la libertad de expresión o de prensa, causado por temor a alguna demanda o condena judicial. Diariamente vemos en la radio, la televisión, la prensa escrita, los medios digitales y las redes sociales abusos y violaciones a la Ley 6132 de, 1962, sobre Expresión y Difusión del Pensamiento.
El concepto mismo de “autocensura” es cuestionable, porque aplicar el criterio, el buen juicio y la decencia humana –cuando se poseen esos atributos— son una mejor garantía de buena prensa que cualquier ley o expectativa de impunidad. Difamar e injuriar son delitos tipificados en el Código Penal.
Pretender impunidad debería avergonzar a todo periodista serio.