Vergüenza

Venezuela da grima. Ningún gobierno de izquierda celebra elecciones para permitir un cambio de régimen, sino para legitimarse con espurias elecciones.

A Maduro y sus secuaces les salió el tiro por la culata. Impidió que observadores serios llegasen a Caracas, pues prefiere a sus amigotes Samper y Leonel.

Medios independientes y creíbles como la BBC informaron temprano que la oposición, según encuestas de boca de urna, aventajó al candidato chavista con más de 30 puntos porcentuales en todo el país.

Si Maduro dice que ganó con sólo 51 %, dé por seguro que la oposición le dio una enorme pela de votos. Estados Unidos dijo que les “preocupa seriamente que el resultado anunciado no refleja la voluntad ni los votos del pueblo venezolano”.

Falta ver si son sólo palabras o si convencerán a los militares que serán amnistiados judicialmente si apoyan a la democracia para poner fin al cuarto de siglo de socialismo chavista.

Sería un gran golpe geopolítico que Washington corte las amarras de Cuba sobre la quebrada economía venezolana y obligue a Putin a restaurar los subsidios al paraíso castrista.

Si prevalece la democracia, podría mejorar el ambiente regional. Si no, ¡qué vergüenza!