Sigo con el tema de los juicios paralelos. Muchas oficinas de abogados y abogados utilizan con vicio tecnicismos jurídicos en los discursos públicos de defensa de sus clientes, con lo cual hacen daño a sus defendidos.
Esto así porque los juristas deben entender que el debate en la opinión pública no debe ser el mismo que el desarrollado en los tribunales. En el primer escenario se busca asentar percepciones para quitar presión a los jueces y en el segundo el objetivo es convencer a los jueces para una mejor disposición de la Ley.
Los cliché “mal intencionados” “malsanas” “violación de los procesos” “acusaciones infundadas” son parte de su verborrea al momento que emiten comunicados dirigidos a la prensa o están frente a las cámaras de televisión. Parece que quieren sentar cátedra como los mejores juristas.
Hay que decirles a ellos que la gran audiencia no es abogada y no entiende un carajo de lo que dicen y que el arsenal de sus palabras y estrategias de defensa debe guardarse para los tribunales.
Lo que hay es que asentar en la opinión pública los intereses por los cuales se acusa a una persona u organización, por ejemplo. Lo jurídico se deja para el debate en sala.
En estos días unos prestigiosos abogados difundieron argumentos para defender públicamente su cliente, un médico acusado por su expareja de violación a un hijo de ambos. Dijeron todo lo que podría poner bajo sospecha al imputado en el paredón fatal de la opinión pública.
Dejaron de un lado los mensajes claves, aquellos dan en el clavo y que llegan para ser entendidos a la gran audiencia y hasta los jueces que verán al galeno en el banquillo.
Me imagino que debió ser una lucha entre la oficina de relaciones públicas que pudiera estar manejando el tema y los abogados. Egos y demás se pueden imponer por encima del criterio y asesoría de buenos comunicadores especializados.
Claro, no les voy a decir cuál o cuáles son esos mensajes claves pues no trabajo para ellos. Mejor les pido que consulten un especialista en manejo de mass media que maneje los juicios paralelos que se ventilan en la opinión pública para presionar decisiones judiciales con determinados intereses (que no sea yo, desde luego: no estoy buscando clientes con mis artículos).
Lo que quiero resaltar es la frecuencia en los errores que cometen los abogados dominicanos y las oficinas jurídicas bufetes cuando se lanzan con la espada al ruedo de la opinión pública.
Es cuanto.