ARCHIVO - En imagen de archivo del jueves 9 de septiembre de 2021, personas camina cerca de un cartel que pide la liberación del empresario colombiano y enviado especial del gobierno venezolano, Alex Saab, en Caracas, Venezuela. (AP Foto/Ariana Cubillos, archivo)
MIAMI.- El gobierno de Venezuela anunció el sábado que no asistirá a la próxima ronda de diálogo con la oposición de su país en represalia por la extradición a Estados Unidos de un aliado cercano del presidente Nicolás Maduro que enfrenta cargos penales por lavado de dinero.
Jorge Rodríguez, quien ha estado al frente de la delegación del gobierno venezolano en las negociaciones que iniciaron en agosto, señaló que su equipo no viajaría a Ciudad de México para la próxima ronda de diálogo programada con los opositores respaldados por Estados Unidos, si bien no llegó a decir que Venezuela abandonará el diálogo por completo.
“Esta acción ilegal e inhumana, lesiva del derecho internacional constituye un nuevo acto de agresión por parte del gobierno de los Estados Unidos contra la República Bolivariana de Venezuela, dado que Alex Saab ha sido incorporado por nuestro país como miembro pleno al proceso de diálogo y negociación que se lleva a cabo en México”, sostuvo Rodríguez, jefe de la delegación oficialista, al leer un comunicado.
El anuncio se dio horas después de que el empresario colombiano Alex Saab fue subido a un avión en Cabo Verde para su extradición a Estados Unidos, donde enfrentará cargos en Miami. Saab fue arrestado en el archipiélago africano hace 16 meses al hacer una parada cuando se dirigía a Irán para lo que el gobierno de Nicolás Maduro posteriormente describió como una misión humanitaria diplomática.
De pie delante de un cartel enorme con la frase “Liberen a Alex Saab”, Rodríguez catalogó el arresto del empresario como una “agresión” ilegal de parte de Estados Unidos, que por años ha presionado por retirar a Maduro del poder en Venezuela.
”Venezuela alerta al mundo que la vida de Alex Saab corre peligro en manos de un sistema judicial instrumentalizado para agredir a Venezuela y exige al gobierno norteamericano su liberación inmediata”, añadió Rodríguez. “Venezuela defenderá con todos los recursos legales y diplomáticos disponible a nuestro delegado Alex Saab y llevará este caso ante todas las instancias multilaterales de derechos humanos”.
Sumándose a la intriga, las fuerzas de seguridad venezolanas fueron por seis ejecutivos petroleros estadounidenses que se encontraban bajo arresto domiciliario en otro caso de fuerte carga política.
Se desconoce si los hombres —todos ellos condenados y sentenciados el año pasado a largas penas en prisión en un caso de corrupción que, según Estados Unidos, estuvo plagado de irregularidades— serían regresados a la cárcel. Uno de los abogados de los ejecutivos desconoce a dónde están siendo trasladados.
En un comunicado divulgado en Caracas el sábado por la tarde, el gobierno de Maduro denunció “el secuestro del diplomático venezolano Alex Saab por parte del gobierno de los Estados Unidos en complicidad con autoridades de Cabo Verde, quienes lo torturaron y lo mantuvieron prisionero arbitrariamente durante 491 días sin orden de captura ni debido proceso, violando con ello las leyes de Cabo verde y de la Convención de Viena”.
A través de Twitter, el presidente colombiano Iván Duque aplaudió la extradición de Saab, la que catalogó como “un triunfo en la lucha contra el narcotráfico, el lavado de activos y la corrupción que ha propiciado dictadura de Nicolás Maduro”.
“Colombia ha apoyado y seguirá apoyando a los EE.UU. en investigación contra red de crimen trasnacional liderada por Saab”, añadió Duque.
La respuesta de la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez no se hizo esperar y también en Twitter afirmó que a diferencia de quienes promueven la producción y tráfico de drogas como sustento del Estado colombiano y de su economía, Alex Saab es un diplomático venezolano inocente, víctima de secuestro y violación de sus DDHH que ha servido a nuestro país frente al inmoral bloqueo imperial”.
Se prevé que la llegada de Saab a Estados Unidos complique las relaciones entre Washington y Caracas, con la posibilidad de que afecte las negociaciones entre el gobierno de Maduro y sus oponentes apoyados por Estados Unidos. Tales negociaciones, que se encuentran en sus etapas iniciales, se llevan a cabo en México.
Caracas dijo al respecto en su comunicado que con esa acción se “atenta también contra el buen desarrollo de las negociaciones”.
El mes pasado, Maduro criticó a Estados Unidos por el “secuestro” y “tortura” de Saab, un empresario de Colombia previamente desconocido al que los fiscales acusan de amasar una fortuna a través de negocios a nombre del gobierno venezolano, que enfrenta duras sanciones de Estados Unidos.
Las autoridades estadounidenses habían tenido en la mira a Saab por años, ante la creencia de que guarda muchos secretos respecto a la forma en que Maduro, la familia del mandatario venezolano y sus principales aliados desviaron millones de dólares de contratos gubernamentales para alimentos y vivienda en medio de una crisis generalizada en Venezuela.
Sin embargo, sus partidarios, entre ellos el gobierno de Maduro y sus aliados Rusia y Cuba, consideran que su detención es ilegal y sostienen que Saab era un enviado diplomático del gobierno venezolano y como tal cuenta con inmunidad mientras cumple funciones oficiales.
En su comunicado, el gobierno de Maduro repudió lo que calificó como una “grave violación de los derechos humanos contra un ciudadano venezolano, investido como diplomático y representante de nuestro país ante el mundo. Hecho que sienta un peligroso precedente para el derecho internacional”.
Tal argumento no logró persuadir a la Corte Constitucional de Cabo Verde, que el mes pasado autorizó su extradición después de un año de sostener una disputa con el equipo legal de Saab, incluyendo al exjuez español Baltasar Garzón y BakerHostetler, uno de los despachos de abogados más grandes de Estados Unidos.
Los fiscales federales en Miami levantaron cargos a Saab en 2019 por lavado de dinero vinculado a un presunto esquema de soborno que se embolsó más de 350 millones de dólares de un proyecto de vivienda de interés social del gobierno venezolano.
Por separado, Saab había sido sancionado por el gobierno del entonces presidente Donald Trump por supuestamente usar una red de empresas fantasma de alcance mundial —en los Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Hong Kong, Panamá, Colombia y México— para ocultar ganancias enormes de contratos alimenticios no licitados y sobrevaluados obtenidos por medio de sobornos.
“Responsabilizamos a las autoridades de Cabo Verde y al gobierno del presidente Biden por la vida y la integridad de Alex Saab y nos reservamos como nación soberana las acciones que tomaremos en consecuencia”, señaló el gobierno venezolano.
Saab obtuvo algunos de los contratos mediante el pago de sobornos a los hijos adultos de la primera dama venezolana Cilia Flores, según el gobierno de Trump. Los tres hombres, conocidos comúnmente como “Los Chamos” (regionalismo por “los Niños”), también son investigados por fiscales de Miami por supuestamente formar parte de un esquema para desviar 1.200 millones de dólares de la empresa petrolera estatal de Venezuela, dijeron a The Associated Press dos personas cercanas a las pesquisas estadounidenses.
Aunque en privado autoridades estadounidenses han descrito desde hace tiempo a Saab como un testaferro de Maduro, no se le señala como tal en los documentos judiciales.
El gobierno de Trump había convertido la extradición de Saab en máxima prioridad, tanto, que incluso envió un barco de guerra de la Marina al archipiélago africano para mantener vigilado al detenido.
Por su parte, el gobierno de Maduro ha criticado enérgicamente el juicio contra Saab y lo describe como un velado intento del gobierno de Estados Unidos para cambiar el régimen en Venezuela.
Sin embargo, el gobierno de Biden ha minimizado la importancia de la problemática en torno a Saab. Señaló que el empresario colombiano puede defenderse en las cortes estadounidenses y que su caso no debe afectar las actuales negociaciones impulsadas por Noruega tendentes a superar la crisis económica y el conflicto político prolongados en Venezuela.
El mes pasado, el gobierno venezolano había incluido a Saab en su equipo negociador y los enviados restantes, cuando llegaron a México, exhibieron carteles que decían “liberen a Alex Saab”.