Venezuela aleja temido default al iniciar pago de bono por USD 842 millones

Venezuela aleja temido default al iniciar pago de bono por USD 842 millones

Venezuela aleja temido default al iniciar pago de bono por USD 842 millones

CARACAS – Venezuela alejó momentáneamente los temores de default, al iniciar el pago de unos 842 millones de dólares de un bono de deuda de su petrolera PDVSA, aunque este año debe cancelar otros 2.900 millones de dólares.

Siguiendo su política de pagar a toda costa, PDVSA anunció este viernes que comenzaron a realizarse las transferencias a las cuentas del banco J.P. Morgan para la amortización parcial de su bono con vencimiento en 2020.

El pago corresponde al principal del cupón 8,5%, cuyo capital no tenía período de gracia (30 días), a diferencia de los intereses que ascienden a 143,1 millones de dólares.

PDVSA destacó que este abono «demuestra una vez más su sólida capacidad operacional y financiera», en alusión a los temores del mercado por una suspensión de pagos.

La operación «desmiente las voces agoreras que apuestan al descalabro económico del país», agregó la compañía, que el próximo jueves debe cancelar 1.169,1 millones de dólares de un bono que vence ese día.

PDVSA remarcó que su «solvencia plena» ha quedado confirmada a pesar de las sanciones del presidente estadounidense, Donald Trump, y del «bloqueo financiero» al que, asegura, ha sido sometido el país.

Las medidas de Trump prohíben negociar nueva deuda venezolana y, según expertos, ya impactan en los medios de pago del gobierno socialista de Nicolás Maduro.

De no haber cumplido, PDVSA hubiera caído automáticamente en default, añadiendo más problemas a su maltrecha economía, que se contrajo 36% en los últimos cuatro años y a las puertas de la hiperinflación (proyectada por el FMI en 2.349,3% para 2018).

Futuro incierto 
Pero el país con las mayores reservas petroleras del mundo debe pagar, entre deuda soberana y de PDVSA, 2.925 millones de dólares en lo que resta de 2017, según la firma Aristimuño Herrera & Asociados.

La liberación de fondos anunciada este viernes ratifica que «la disposición a pagar sigue siendo tan fuerte como siempre», señaló la consultora Capital Economics, basada en Londres, al considerar que ahora son «más altas» las posibilidades de que PDVSA realice su próximo pago el jueves.

Sin embargo, aun cumpliendo esos compromisos, Venezuela enfrenta un duro calendario de pagos en 2018 por unos 8.000 millones de dólares, sin perspectivas de un repunte significativo del crudo, fuente de 96% de sus divisas.

«Todo el perfil de deuda, sobre todo 2020, es muy complicado. Con los precios del petróleo a niveles actuales (50,7 dólares por barril) es imposible que Venezuela pueda seguir sin reestructurar su deuda», comentó a la AFP Henkel García, de la firma Econométrica.

Las reservas del país están en 10.088 millones de dólares, el nivel más bajo en dos décadas. Y aún si hubiera un aumento del crudo, el beneficio sería relativo, pues la producción venezolana cayó 22,9% desde 2008 hasta los 1,9 millones de barriles diarios de hoy, según la OPEP.

Más escasez 
El economista César Aristimuño estima que el gobierno «seguirá haciendo un esfuerzo sobrehumano para tratar de honrar sus compromisos, hasta que se agote la fórmula» de financiamiento, que incluye una agresiva reducción de importaciones.

Ello hace prever que se mantendrán los altos índices de escasez de alimentos y medicinas, de los cuales el Estado es el mayor importador, pues Maduro congeló además en septiembre la entrega de divisas al sector privado, dentro del férreo control de cambios.

Las importaciones cerrarán este año en 12.500 millones de dólares, frente a unos 70.000 millones de 2012, según la firma Ecoanalítica. que estima que el gobierno podría reducir esas compras hasta en 3.000 millones de dólares en 2018.

«Es un costo que el gobierno va a sumir mientras tenga al frente estos pasivos», indicó Aristimuño. Venezuela, que el próximo año enfrentará un déficit externo de 12.000 millones de dólares, tiene otros poderosos acreedores: China y Rusia, a los que adeuda 28.000 y 8.000 millones de dólares, respectivamente.

Moscú ya se mostró abierto a discutir una reestructuración de esa deuda, pero ninguno de los dos países ha dado señales de querer otorgar nuevo financiamiento.