La gente hace cola en un colegio electoral en San Cristóbal, en el estado de Táchira, durante las elecciones regionales en Venezuela, el 15 de octubre de 2017. AFP
Caracas.– Los venezolanos votaban este domingo en calma en unas elecciones regionales vistas por la oposición como un plebiscito contra el presidente Nicolás Maduro, tras haber intentado sacarlo del poder durante cuatro meses de violentas protestas.
Unos 18 millones de electores están llamados a las urnas para designar por cuatro años a los gobernadores de los 23 estados del país petrolero, en unos comicios en los que la oposición luce favorita ante el agravamiento de la crisis económica.
«Este país o cambia o termina de hundirse. El cambio no es un camino fácil, la batalla hay que darla, hay que pelear», declaró a AFP Mary Delgado, administradora de 63 años, tras votar en un colegio del este de Caracas.
En Maracaibo, ciudad petrolera en el este del país, Carmen de Guillén, de 52 años, salió a votar por el candidato chavista porque dice que el gobierno «se preocupa por los más pobres». Filas de votantes se formaban en colegios electorales.
La votación fluía normalmente, aunque la oposición denunció que varios centros donde mayoritariamente votan sus seguidores abrieron tarde por falta de luz, fallos en las máquinas o ausencia de miembros del poder electoral.
Los comicios se celebran con un año de retraso y luego de dos meses de tregua tras las marchas que dejaron unos 125 muertos entre abril y julio, convocadas por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para exigir la salida de Maduro.
La MUD ha llamado a sus votantes a vencer la desilusión y mostrar que aún son mayoría. Este es el primer duelo electoral desde su aplastante victoria en las parlamentarias de 2015, cuando rompió una hegemonía chavista de 18 años.
Aunque la elección es regional, los resultados «tendrán efecto» en un posible diálogo –tímidamente reiniciado en septiembre en República Dominicana– y en la elección presidencial de fines de 2018, opinó el experto en comicios, Eugenio Martínez.
Buscando legitimidad
Buscando legitimidad nacional e internacional, Maduro convirtió estos comicios en una validación de su todopoderosa Asamblea Nacional Constituyente, desconocida por la oposición y varios países de América y Europa.
«Esto es un triunfo de la democracia revolucionaria. El que vote está votando por la Constituyente», reiteró el mandatario.
El oficialismo intenta defender las 20 gobernaciones en su poder, pero las encuestas dan a la oposición como favorita para ganar de 11 a 18 estados, según sea la abstención.
Aún si la oposición arrasa, poco podría hacer porque Maduro dispuso que los gobernadores electos se subordinen ante la Constituyente, totalmente oficialista pues la MUD no participó en su elección al considerarla fraudulenta.
«El que no se juramente no toma su cargo y punto», advirtió el presidente. Aunque la MUD domina el Parlamento, su poder fue anulado por la justicia –acusada de oficialista–.
A las puertas está un nuevo repunte del conflicto de poderes, pues los opositores descartaron tajantemente seguir la orden de Maduro.
«Este proceso no está convocado ni por la Constituyente, ni por Maduro, sino por el pueblo venezolano y por mandato de la Constitución», dijo Gerardo Blyde, jefe de campaña de la MUD.
«Sed de cambio» contra escollos
Además de la frustración de su gente, la MUD enfrenta complicaciones como la reubicación a última hora de casi 300 centros, lo que denunció como «abusos» del Consejo Nacional Electoral (CNE), señalado de oficialista.
«Los obstáculos se vencen yendo a votar. Estamos eligiendo gobernadores, pero votando por un país libre y democrático, dijo el presidente del Parlamento, Julio Borges. La MUD denunció la presencia de «nicaragüenses expertos en fraude», algo que el dirigente chavista Jorge Rodríguez calificó de «psicótico».
Desde que se eligió la Constituyente el 30 de julio, la desilusión se instaló en las filas opositoras, las protestas cesaron y Venezuela recuperó una relativa normalidad. Pero el país sigue siendo una olla hirviendo.
Vive una de las peores crisis de su historia, está al borde de la hiperinflación, con una severa escasez de alimentos y medicinas y una caída del PIB que el FMI calcula será de 12% este año.
«Voté por una sed de cambio en mi país», dijo a la AFP Wilker Paredes, un estudiante de música de 19 años a quien no le desmotivó que su centro fuera reubicado.
Para animar a sus seguidores, la MUD argumenta que sin las protestas muchos países no habrían desconocido la Constituyente ni Estados Unidos sancionado al gobierno venezolano y a varios de sus funcionarios, incluido Maduro.
Las votaciones son vigiladas por 267.000 militares. Los 13.559 centros electorales cerrarán a las 18H00 locales (22H00 GMT).