FORT MYERS, Florida — Hay una competencia de receptores en el campamento de los Medias Rojas. Los veteranos Kevin Plawecki y Jonathan Lucroy están peleando por el puesto de segundo receptor. Plawecki luce como favorito por ahora por lo mostrado durante la Liga de la Toronja, pero los vínculos de Lucroy con el manager interino Ron Roenicke no deberían ser ignorados.
Pero lo anterior también sirve para destacar un punto obvio que no hubiese sido tan obvio hace un año: los Medias Rojas tienen a un primer receptor sólido en el puertorriqueño Christian Vázquez.
Hace un año, Vázquez estuvo metido en una pelea por la posición con el venezolano Sandy León y Blake Swihart. Debido a que su talento defensivo fue eclipsado por su poca ofensiva durante la mayor parte del 2018, el boricua entendió que tenía que pelear cada turno. Y los cambios que hizo a su swing durante la temporada muerta no estaban dando resultados en la Liga de la Toronja, donde dio sólo cinco hits en 38 turnos.
“En verdad estaba dudando (de los cambios al swing)”, dijo Vázquez. “No sabía si iban a funcionar. Estaba tratando algo diferente con mi swing y nunca lo había intentado antes. Y en el Spring Training, no bateé bien. Pero cuando empezó la temporada, fue otra historia distinta”.
Vaya que lo fue.
Vázquez se ganó su lugar en el roster, y luego tuvo una de las mejores temporadas entre todos los receptores de las Grandes Ligas. Para poner su campaña en perspectiva, así se ubicó Vázquez en el escalafón de WAR (versión FanGraphs) entre los caretas:
- J.T. Realmuto, Filis: 5.7
- Yasmani Grandal, Cerveros: 5.2
- Mitch Garver, Mellizos: 3.9
- Christian Vázquez: 3.5
- Tom Murphy, Marineros: 3.2
- Roberto Pérez, Indios: 3.0
Vázquez aumentó ese total gracias a las mejoras con el madero. Su wRC+ pasó de 42 (o 58% por debajo del promedio de la liga) en el 2018 a 102 (o 2% mejor que el promedio de la liga) en el 2019. Y gracias a que se afianzó como primer careta de los Patirrojos, fue uno de apenas cuatro catchers en MLB que sumaron al menos 500 viajes al plato (Realmuto, Grandal y el venezolano Wilson Ramos de los Mets fueron los otros).
“Eso es importantísimo, cuando estás hablando de un tipo que estuvo ahí cada día, como básicamente fue su casa”, dijo Ron Roenicke, el manager interino de los Medias Rojas. “Le da más profundidad a tu lineup. Él batea de séptimo u octavo. Cuando tienes un lineup tan profundo, vas a anotar muchas carreras”.
Mientras se preparaba para el 2019, Vázquez trabajó con Lorenzo Garmendia – un reconocido coach de bateo del sur de Florida – para cambiar su swing y poder manejar mejor los pitcheos afuera. Vázquez se convirtió en otro de los muchos jugadores de MLB prestándole más atención a la trayectoria de su swing, buscando más elevación y más conexiones fuertes. Y aunque tomó tiempo para que los cambios mostraran resultados tangibles, cerró el año con 23 jonrones y 26 dobles.
“Uno tiene que producir para ayudar al equipo a ganar”, dijo el bateador derecho. “Un día, todo encajó en su sitio. Le empecé a pegar duro a la bola hacia la banda contraria. Y después de eso me estaba sintiendo bien. Se convirtió en algo normal”.
Si esto es lo normal para Vázquez, entonces la competencia por el puesto de segundo catcher pasa a segundo plano.
Los Medias Rojas tienen a su hombre detrás del home. Vázquez, de 29 años, ha acumulado 36 carreras defensivas salvadas desde su debut en el 2014, ubicándose entre los mejores 10 todo el béisbol en ese lapso. Es séptimo durante el trayecto de su carrera en carreras gracias a su talento para encuadrar pitcheos, lo que significa que puede robarse strikes para ayudar a sus lanzadores. Y ahora es un arma ofensiva, algo cada vez más raro cuando de receptores se trata.
“Yo odio estar en la banca”, dijo. “Es así de simple. Necesito estar en el terreno. Quiero ayudar todos los días”.
Por Anthony Castrovince/MLB.com