Cuando todo parecía que el fútbol en Europa entraría en crisis sin parangón con la creación de la denominada Superliga, las rápidas advertencias de la FIFA y la UEFA sobre la aplicación de sanciones drásticas, originó que dieran reversa varios de los clubes que apoyaron a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, principal propiciador del mismo.
Los primeros en salir fueron seis oncenos ingleses. Desde los fanáticos hasta el primer ministro Boris Jhonson y parte de la realeza se opusieron, porque sería un golpe contundente para el fútbol.
Otros clubes, como Atlético Madrid e Inter Milán también desistieron, con lo que ese proyecto queda prácticamente liquidado, porque apenas lo siguen apoyando : Real Madrid, Barcelona y Juventus.
Todo indicaba que prendería, pero a las pocas horas se armó el descalabro, dado que clubes como el Juventus, recibieron golpes contundentes, cuando sus acciones en la bolsa, descendieron en aproximadamente un 14 %.
Ahora, con 12 clubes retirados del proyecto, que se montaría con 20 equipos, queda muy poca cosa que hacer para seguir adelante, porque el nacimiento de la Superliga lo que buscaba era mejorar su participación en las ganancias que generan los ingresos por televisión, las que consideran son muy bajas a la luz del esquema tradicional.
Así es como un plan que se proyectaba como un verdadero “monstruo”, muere antes de lo que “canta un gallo”, porque sus opositores “explotaron” la psiquis de los fanáticos, de líderes políticos y de hacedores de opinión pública, al argumentar que la Superliga, tal y como estaba concebida, sería una competición “divisionista y elitista”. Que en paz descanse.