Los estudiantes latinoamericanos requieren avanzar en la obtención de las competencias necesarias para el siglo XXI.
Es un esfuerzo enorme. Exige años y mucho dinero.
En América Latina, un joven requiere de más de una década de estudios formales para culminar la educación secundaria.
En muchos países de la región se trata de un paso importante que los jóvenes y sus padres celebran como un gran logro familiar.
Sin embargo, los miles de días levantándose temprano, los desvelos de padres y niños, los innumerables gastos y sacrificios no parecen estar dando el resultado esperado.
De acuerdo con un informe que acaba de publicar el Instituto de Estadísticas de la UNESCO, más de la mitad de los jóvenes en América Latina y el Caribe no alcanzan los niveles de suficiencia requerida en capacidad lectora para el momento en el que concluyen la educación secundaria.
En total, hay 19 millones de adolescentes en esta situación.
Según el estudio, 36% de los niños y adolescentes de la región no cuentan con los niveles de lectura adecuados.
El balance es un poco mejor cuando se toma en cuenta solo a los niños en edad para cursar la educación primaria: 26% no alcanzan la suficiencia.
Los resultados no son más favorables cuando son evaluados en matemáticas. 52% de los niños y jóvenes de América Latina y el Caribe no alcanzan las competencias básicas.
Estudiantes con problemas de comprensión lectora
La situación es peor en secundaria (62%) que en primaria (46%).
Estos indicadores, en los que paradójicamente América Latina y el Caribe aparecen una de las regiones del mundo mejor posicionadas, revelan grandes desafíos para el futuro.
Nuevo analfabetismo
Silvia Montoya, directora del Instituto de Estadísticas de la Unesco, considera que los problemas que tienen los jóvenes en comprensión lectora plantean una situación «dramática».
«Que haya niños que no tengan las competencias básicas cuando se trata de leer párrafos muy sencillos y extraer información de los mismos yo lo consideraría como una nueva definición de analfabetismo. En el mundo de hoy tener un nivel mínimo de alfabetización ya no es poder leer tu nombre y poder escribir algún hecho de la vida cotidiana», dijo Montoya en una conversación con BBC Mundo.
«Carecer de comprensión lectora es una especie de discapacidad o de incapacidad para poder insertarse en la sociedad, poder votar y entender las propuestas de los candidatos, poder tener entendimiento de los propios derechos y deberes como ciudadano. Me parece que afecta todas las dimensiones», agregó.
La experta considera la lectura como la habilidad básica, el cimiento sobre el cual se siguen construyendo las demás habilidades.
«El leer para aprender es algo indispensable porque a partir de allí puedes desde ser autodidacta hasta insertarte en el sistema. Sin esa competencia, creo que estamos generando muchos niños y adolescentes que van derecho a muchas frustraciones personales y de integración social y laboral. Sin leer ni entender textos es muy difícil progresar en ningún área», señaló.
Montoya destacó que en el mundo actual hay una sobreexposición a información presentada en distintas formas y que tiene distintos grados de calidad y confiabilidad, por lo que las personas deben ser capaces de extraer la información y juzgarla por si mismos.
«Ser capaz de leer un aviso de trabajo y entender qué competencias se piden es, por ejemplo, algo básico para cualquier adolescente que está comenzando la vida laboral o que quiera seguir formándose», dijo.
Una escuela que no funciona
Pero, ¿dónde está la falla?
Hubo una época en la que se pensaba que el problema de la educación en América Latina era que no era inclusiva, que dejaba a muchos niños por fuera.
Según Montoya, ese es un tema en el que la región ha mejorado de forma rotunda y ahora incluso tienen ventajas comparativas en ese aspecto en relación con otras regiones del mundo
«Ahora la realidad es que los niños están en el sistema educativo pero hay una incapacidad de la escuela para dotarles con un nivel de aprendizaje que sea razonable y mínimo para las circunstancias que demanda el mundo de hoy y de mañana», dijo.
Por qué no se logra dar a los estudiantes la formación adecuada obedecen, según explicó, a una combinación de factores.
Entre estos menciona la falta de capacitación de los maestros para ocuparse de niños con determinadas características, problemas de infraestructura, pérdidas de días de clase por paros u otras causas, así como elementos relacionados con los propia situación socioeconómica de los estudiantes, «que pueden venir de hogares con menores ingresos o contar con un menor apoyo familiar».
«Hay una combinación de factores que pueden variar en cada lugar, pero evidentemente hay una falta de políticas específicas para ocuparse de esta problemática«, indicó Montoya.
Agregó que hace falta mirar los currículos educativos, la formación de los docentes para asegurarse de que sean capaces de trabajar con niños que vienen de contextos sociales complicados, contar con un ambiente y una infraestructura adecuada, así como políticas sociales que adecuadas.
«No hay manera de resolverlo si no hay una visión integral del sistema educativo«, aseguró.
En ese esfuerzo advirtió que también hace falta la aplicación de pruebas de evaluación de la calidad educativa, que no se aplican en la mitad de los países del mundo.
«Si no tenemos un sistema de evaluación de los aprendizajes serio, con credibilidad, tampoco se puede hacer mucho porque la única manera que tienen los padres para reclamar es tener información», advirtió.