Vamos bien, pero precario

Vamos bien, pero precario

Vamos bien, pero precario

Frederich E. Bergés

A pesar de todos los acontecimientos de las últimas décadas, el desarrollo económico dominicano ha seguido un sólido avance con un crecimiento envidioso. Pero al igual que el resto del mundo, de repente nos llegó la pandemia del covid-19 y todo cambió.

Nuestro país sin embargo ha podido seguir su camino de expansión, aunque en años recientes se hace más evidente la precariedad de este crecimiento.

El primer signo lo constituyen las remesas de divisas que recibimos de nuestra diáspora. Se nos informa que hasta agosto de este año el país ha recibido la impresionante cifra de US$6,600 millones. Y mejor aún, se espera que al cierre del 2023 dicha cifra supere los 10,000 millones.

Si bien es cierto que todas estas divisas contribuyen de sobremanera con nuestra estabilidad cambiaria, debemos ponderar cuan frágil es depender tanto de las mismas.

Esta claro que cualquier reducción adicional o contracción en el crecimiento económico de Norteamérica o Europa habrá de representar una reducción sensible en estas sumas.

Además, si por cualquier situación sociológica el dominicano ausente decidiese reducir sus remesas de ahorros al país, nos veríamos en un serio aprieto desestabilizador.

El segundo signo es el continuo déficit fiscal que podría alcanzar este año el 3.6 % del producto interno bruto (PIB). Es deber reconocer los esfuerzos de la actual administración del presidente Abinader por ordenar la deuda pública, así como intentar aumentar y acelerar el gasto de capital.

Sin embargo la continuidad de programas sociales que debieron ser transitorios, el dispendio publicitario y el continuo gigantismo e ineficiencia del aparato gubernamental constituyen serias berreras en el camino de reducción del déficit.

Desde hace años debimos haber emprendido una reforma fiscal capaz de mejorar la capacidad recaudadora del Estado, incorporar informales y aportar un mayor concepto de justicia.

Como vemos, continúa la expansión de nuestra economía con mayores exportaciones, más turismo y mejores empleos.

Pero también se hace más evidente la fragilidad de otros aspectos, que deberán ser objetos de nuestra atención inmediata post electoral.



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