Una de las distinciones del amor es la valentía. El que ama no se da el lujo de la cobardía. Mucho menos el de quedar bien y las poses.
El ser leal de frente y de espaldas se ha convertido en una quimera y el manifestar la verdad sin acomodar, también. Porque el que ama no tiene máscaras y expresa sin más lo que es.
Frente a un gran caudal de generaciones perdidas, la Tierra se regenera porque ya no podemos subsistir más en esta invulnerabilidad del sentir.
Aunado a la olvidada compasión y al ponerse en los zapatos del otro. El cambio sino fue por amor ahora será por dolor.