¿Valió la pena?

¿Valió la pena?

¿Valió la pena?

Claudio Caamaño Vélez.

Una de las preguntas que más me hacen con respecto a la historia de Francisco Alberto Caamaño Deñó es si valió la pena que vinieran en un movimiento guerrillero que provocó su muerte a destiempo, igual que la mayoría de sus compañeros.

Al principio me limitaba a decir que sí, que valió la pena. Luego entendí que esa no era la respuesta correcta.
No somos quienes para juzgar si valió la pena o no el sacrificio de esos valiosos jóvenes, grandes promesas de nuestra Patria. Más que hacernos esa pregunta, que de nada sirve, debemos preguntarnos qué estamos haciendo para que eso haya valido la pena.

Para ellos, que dieron sus vidas por la democracia, la justicia social, la libertad, la soberanía, claro que valió la pena. Nadie arriesga su vida por algo que no valga la pena (siempre hay sus excepciones).

Más que estar preguntándonos y teorizando, lo que debemos es accionar para seguir llevando adelante esa lucha, tal vez con otras armas, pero con el mismo objetivo: lograr una República Dominicana verdaderamente libre e independiente, donde los dominicanos seamos dueños de nuestro destino.

Hoy el país es muy diferente a como era en aquella nefasta época de Los 12 años de Balaguer. Hoy contamos con mayores derechos y libertades, y eso se lo debemos precisamente a personas como ellos, que no se preguntaron si valía la pena. Hicieron lo que les dictó su conciencia.

Nuestro deber, nuestra deuda con ellos, es seguir fortaleciendo las conquistas que con sangre se han logrado, y a nuestra partida dejar un país aún mejor.

El pasado 2 de febrero recordamos el 49 aniversario del Desembarco de Playa Caracoles, donde cientos de personas acudimos a reafirmar nuestro compromiso con los valores e ideales de esos valientes.



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