El lunes en la mañana se conoció, por fin, el plan de vacunación que aplicará el gobierno. Como cualquier ciudadano consciente del peligro de la pandemia, tengo la esperanza de que sea efectivo y brindaré mi apoyo, en la medida de lo posible, para que sea exitoso. La salud de todos depende de ello.
Pero hay algo que me llama la atención. Los docentes tendrán prioridad y serán vacunados en la Fase I. Es decir, antes de que termine abril.
A esto se suma que lo publicado hasta este momento excluye a los menores de edad de la vacunación. No tengo capacidades técnicas que me permitan poner en duda la sabiduría de esa decisión. Confío en que es correcta y no la cuestiono.
Sin embargo, si se vacunará temprano a los docentes, y no se vacunará a los menores, no tiene mucho sentido que, hasta el momento, no se estén preparando los protocolos que harían posible las clases presenciales y semipresenciales.
Cualquier planificación de reapertura gradual de los colegios y escuelas, requiere de tiempo para diseñarse, discutirse, informarse e implementarse. Sobre todo, teniendo en cuenta la gran diversidad de colegios y escuelas que existen en la República Dominicana.
La pandemia obliga a tomar decisiones difíciles, a buscar un equilibrio casi imposible entre las drásticas medidas de salud necesarias y la impostergable reanudación de las labores productivas. Además, está la necesidad de lidiar con el impacto emocional y psicológico que este último año ha dejado y que los meses que vienen prometen.
Nadie dice que es fácil, pero precisamente por eso debe empezar ahora la labor de tomar en cuenta a los niños y niñas dominicanos.
Es imposible saber, a corto plazo, las consecuencias que tendrá en ellos no sólo la educación a distancia, sino el aislamiento social que ella implica.
No hay que olvidar que, durante sus años de formación, las escuelas no son únicamente el centro de la vida académica de los menores, sino también el lugar donde aprenden a socializar con otros.
Si los docentes estarán entre los primeros en vacunarse, y los menores no serán vacunados, se impone ir preparando, desde ahora, las condiciones logísticas a institucionales que permitan terminar con esta angustiosa pausa en la vida de los niños y niñas dominicanos.