¡Usted es una mala paga!

¡Usted es una mala paga!

¡Usted es una mala paga!

Isauris Almánzar

El sábado pasado, mientras estaba almorzando en un famoso restaurante ubicado en Santiago de los Caballeros, casualmente me encontré con mi odontólogo, le saludé y le hice un gesto  para que fuese a sentarse en la mesa donde comía, ambos estábamos solos, por lo que me pareció buena idea que nos acompañásemos y él aceptó con mucho agrado.

Compartimos una copa de vino, intentamos ponernos al día tras esta agradable casualidad y en medio de la conversación, él me comentó un hecho muy lamentable, una amiga que tenemos en común tuvo una emergencia familiar y le solicitó un préstamo de 50,000 pesos y él no dudó en ayudarla, pero pasado un tiempo después  del préstamo, esta ya no contesta sus  llamadas  y al parecer   se la tragó la tierra, pues  lo bloqueó de todas sus redes sociales.  Yo le invité a tomar acciones legales contra ella, pero mi odontólogo aún mantiene la esperanza de que no le quedará mal, pues entiende que la sacó de un gran problema, ¡pobrecito!.

Me causa tristeza e indignación cada vez que escucho casos como el que mi amigo me manifestó;  gente  que en un momento dado atravesaron  por un problema y le quedaron mal a la única persona que se sacrificó por ellos y le  dio   acompañamiento cuando ni los propios familiares lo hicieron.

Es lamentable, pero estamos pasando por tiempos tan difíciles que ya nadie quiere ser garante de la otra persona y tienen razones obvias, porque muchas veces por hacer un favor uno termina dañando su propio crédito y pagando deudas que nunca adquirió.

Prestar dinero nunca ha sido buena idea… por los riesgos que eso representa.  Ni los bancos se salvan de la gente irresponsable e ingrata, no es la primera vez que escucho historias de personas que toman prestado y quedan mal, se entiende que no todos  son iguales, que hay unos a los  que se le presentan verdaderos  obstáculos en medio de una deuda,  pero lo cierto es que el que desea solventar y quedar bien,   lo hace hasta de peso en peso, no hay excusas cuando se quiere.

Mi humilde recomendación es que no presten su dinero para que no les pase lo que le sucedió a mi odontólogo,  si se trata de cantidades que exceden los tres mil pesos, lo ideal  es que esa persona acuda a un prestamista o una institución bancaria.  Muchos se pintan de santo a la hora de tomar prestado y cuando se le cobra  son capaces de matar a quien les ayudó.

Si le piden prestado 2000 pesos y usted quiere ayudar a esa persona, usted le da 500 o mil y sale de él o ella sin hacer de eso una costumbre, porque usted no puede dedicarse a resolver problemas ajenos cuando tiene los propios.

La Biblia no se equivoca cuando en Mateo 24:12 dice  “y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”.

Ojalá las personas reflexionen sobre su comportamiento cuando alguien les hace un favor, las puertas deben mantenerse abiertas y esa es una cualidad de la gratitud, dichoso es el que encuentra una persona empática en estos tiempos.

Muchos dicen que el mundo anda  mal y tienen razón, porque nos hemos vuelto muy egoístas y no analizamos que el bien común  es la clave para vivir en armonía. Todo el que presta espera que le devuelvan su dinero, recuerde que las emergencias siempre están a la orden del día y si usted gana fama por mala paga, es muy probable que no cuente con nadie ante un posible evento.

Isauris Almánzar

saraalmanzar14@gmail.com