Nuestro continente tiene una larga tradición universitaria que inicia en el siglo XVI con la Universidad de Santo Domingo, de naturaleza pontificia, fundada por la Bula In Apostolatus Culmine, expedida el 28 de octubre de 1538 por el Papa Paulo III, la cual elevó a esa categoría el Estudio General que los dominicos regenteaban desde el 1518, en Santo Domingo, sede virreinal de la colonización y el más viejo establecimiento colonial del Nuevo Mundo.
Esta universidad cierra sus puertas en 1801 y no es hasta el 16 de noviembre de 1914 que vuelve a existir. Una vez finalizada la dictadura de Trujillo logra su autonomía con el nombre de Universidad Autónoma de Santo Domingo. Que sea la misma universidad del 1538 es tema de controversia.
La segunda universidad del continente surge bajo el amparo del Estado Español, con el nombre de Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a partir de los Estudios Generales de los Dominicos, igual que la de Santo Domingo, pero mediante el decreto del emperador Carlos I de España el 12 de mayo de 1551 y poco tiempo después, en 1571, adquiere el grado de pontificia otorgado por el papa Pío V.
En 1946 adquiere su carácter público de forma estable hasta el presente. A diferencia de la de Santo Domingo su historia posee una continuidad que ha llevado a muchos historiadores a considerarla la más antigua de América Latina.
Más allá de esa controversia, es un hecho que desde el primer siglo de la Conquista tenemos instituciones universitarias.