En enero de 2021 el presidente Abinader me citó a su despacho. Luego de un breve saludo comenzó a darme cifras sobre el agua y la producción agrícola, incluso datos que yo mismo desconocía a pesar de tener la mitad de mi vida vinculada a esos temas. Era algo que él venía estudiando desde el 2015.
Me indicó que había tomado la decisión de crear una entidad especializada en promover el uso eficiente del agua en la agricultura, aplicando la política estatal de modernización de los sistemas de riego, y que quería que yo me encargara.
Una entidad llamada a tener un papel estratégico, ahorrando un recurso cada vez más escaso e incrementando la productividad y rentabilidad de la agricultura. Gran responsabilidad con la cual me comprometí.
Esa misma noche puse manos a la obra. Había que convertir esa idea en una institución con base jurídica, estructura, infraestructura, personal especializado, procedimientos, normativas, etc.
Tres meses después logramos el primer paso: Decreto 204-21, creando la Comisión de Fomento a la Tecnificación del Sistema Nacional de Riego.
Ahora la idea eran seis páginas de papel (un gran avance, créanme, fruto de mucho trabajo y coordinación). Quince días después vino el 240-21 designándome director ejecutivo… Ahora era yo con esas seis páginas de papel bajo el brazo.
Luego tocó trabajar el organigrama, buscar local, instalar oficina, contratar personal… Y aún sin presupuesto (esa fue otra batalla). Pero se pudo, con mucha saliva y entusiasmo.
Hoy es mucho lo que hemos avanzado, más de lo hubiese imaginado. Hemos estado trabajando en “lo que no se ve”: desarrollo institucional, estructuración, equipamiento, preparación, estudios de la realidad, normas, procedimientos, etc. También hemos estado impartiendo capacitaciones a productores y colaborando con otras entidades, pero eso es solo calentando el brazo.
Esperamos pronto mostrar al país la importancia de esa idea del presidente que hemos tenido el honor de llevar adelante. La seguridad alimentaria de nuestro país y la sostenibilidad ambiental de la agricultura depende en gran medida del trabajo que podamos hacer. Solo esperamos las “alas” para salir a volar.