
– “A tu hermano se lo lleva preso la Policía”, me dijo “El ingenierito”, compañero de estudio en la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Barahona, donde nos formábamos como tornero, en el taller de Tornería y Fresado de este prestigioso centro de formación técnica.
“Espejo” o “Espejito”, como llamaban a mi hermano, había sido soldado del ejército, policía, síndico de Vicente Noble y excombatiente constitucionalista. Estudiaba para perito en soldadura en el Centro, en interés de formarse como técnico para bajarle intensidad a su dedicación a la política partidista y así evadir el asedio a que era sometido por su militancia en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Terminada la “Guerra de Abril”, Bernardo Reyes Espejo (Espejo, Espejito o Behín, como cariñosamente se le conocía) regresó a su pueblo natal, Tamayo. Desde allí decidió trasladarse y radicarse con su familia en Vicente Noble, donde comenzó a militar en el PRD, y donde, a causa de su carisma personal, resultó elegido síndico del municipio, ganando la posición a un candidato del Partido Reformista.
A partir de entonces no tuvo sosiego. Ni en el desempeño del cargo ni en su vida personal. Agentes policiales instigados por dirigentes reformistas locales los persiguieron incesantemente, lo mantuvieron bajo vigilancia e incluso, cuando departía con amistades en los bares de la localidad.
En una ocasión, mientras compartía en un bar con unos amigos, un agente policial irrumpió en el lugar y procedió a detenerlo, pero Espejo utilizó su experiencia militar y policial para evadir el apresamiento, neutralizó al agente, lo desarmó y salió huyendo con el arma de éste. El agente corrió al cuartel y dio la información, los policías salieron en su búsqueda, pero no dieron con su paradero. Espejo no estaba lejos. Se había ocultado en una “letrina” cerca del bar.
