Una situación muy delicada

Una situación muy delicada

Una situación muy delicada

Hugo López Morrobel

El poder es para utilizarlo, pero se supone que quienes lo ostentan, en especial cuando lo obtienen mediante la voluntad popular, deben centrarse en la ejecución de obras que tiendan a favorecer a todos aquellos que les dieron el apoyo para lograr las posiciones que detentan.

En ese sentido, lo lógico es que los beneficiarios de ese respaldo apliquen siempre políticas encaminadas a lograr un desarrollo de la sociedad en general.

Sin embargo, en escasas ocasiones los protagonistas cumplen con las promesas y compromisos que hacen en campañas, lo que constituye un revés de consecuencias imprevisibles.

Es un modelo que vaticinó el famoso escritor, periodista y pensador francés Jean Francois Revel en su tesis del “conocimiento inútil”, al afirmar que no es la verdad, sino la mentira, la fuerza que mueve a la sociedad de nuestro tiempo, por lo que las decisiones continúan siendo dictadas por el prejuicio, la pasión o el instinto, antes que por la razón.

Y eso es lo que precisamente aplican e imponen los dirigentes políticos, empresariales, sindicalistas, deportistas, etc.
En los deportes, si observamos detenidamente el comportamiento de nuestros líderes, solo hay que echar una mirada superficial para ver que cuando escalan a la cúspide de sus respectivas organizaciones, abandonan por completo los compromisos asumidos.

Esa es la causa por la que en la actualidad no existe organización ni planificación adecuada de los objetivos comunes.
Ante esa situación, el presente y el futuro del deporte nacional se torna cada vez más incierto, confuso y nebuloso.
Todo ello, sin que haya consecuencias para los que incumplen sus responsabilidades.

En este sector debe efectuarse una revisión de arriba-abajo de cómo se están ejecutando sus políticas, que a todas luces se aplican sin ningún tipo de oposición a lo interno o externo del movimiento.

Podríamos decir que estamos en un periodo de España Boba, que no quiere ser reconocido por algunos quizá por temor a represalias, o porque les conviene que siga intocable la estructura actual.



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