Todo hace pensar que el dominicano Robinson Canó, no estaba tomando en serio su trabajo en Grandes Ligas en la presente temporada, al acumular apenas un raquítico promedio de 0.94, con apenas cuatro indiscutibles y cuatro impulsadas en 33 turnos oficiales, con San Diego, tras su abrupta y desagradable despedida por parte de los Mets.
Su despido de la Gran Manzana, provocó sorpresa entre muchos “expertos” que entendían que Canó, todavía poseía la capacidad de contribuir en defensa y ofensiva.
Pero los Metros no se equivocaron, lo dejaron libre, a pesar del gran peso económico que tenían que cumplir, una suma superior a los 20 millones de dólares.
Los Padres, lo firmaron por una “chilata”, pero con la firme creencia de que Canó todavía podía dar un aporte significativo, sin embargo, fue todo un desastre.
Es una lástima, que un jugador con su historial, termine, despedido por baja producción, además, de que a ello se agrega, las dos suspensiones por el consumo de esteroides, quedando también como un gran “tramposo”, al igual que otros compatriotas.
Este posible cierre de Canó, tras tantos años de gloria, es muy lastimoso y desagradable para todos los dominicanos que admiraron sus grandes dotes desde que fue subido a la Gran Carpa en 2005.
Creo que aparte del desgaste natural y el agotamiento tras años en esa actividad, Canó ya no estaba interesado ni motivado, y más ahora ,con millones de dólares, que quizá nunca imaginó.