“Preocúpate más por un grano de fe que por una tonelada de emoción”, dijo el pastor bautista inglés Charles Spurgeon.
Siempre se ha dicho que la fe mueve montañas, por lo que apegarnos a ella no haría otra cosa que beneficiarnos.
Indiscutiblemente, cuando nos aferramos a la fe, experimentamos el tremendo poder que tiene para cambiar para bien nuestra vida.