La escritora británica Mary Ann Evans sostuvo: “Nadie puede ser sensato con el estómago vacío”.
Aquellos que tienen gran parte de sus necesidades resueltas piden, sin inmutarse, a los pobres del mundo que sean sensatos cuando actúen, que exhiban buen comportamiento y repriman sus deseos de protestas.
Pero la gran verdad radica en que la pobreza no viene por la multiplicación de los deseos, sino en función de realidades expresadas en la carencia de recursos para satisfacer necesidades.
Hay que estar en el lugar de los pobres para ver si la paciencia abunda.