El pianista y compositor austrohúngaro Franz Liszt planteó en una ocasión la necesidad de que “tratemos de ver con el corazón”.
Sin lugar a duda, se trata de una afirmación de gran altura espiritual, en vista de que son, justamente, los sentimientos los que verdaderamente importan; a través de ellos se enaltecen las virtudes de la humanidad.
En El Principito, la conocida obra de Antoine de Saint-Exupéry, se afirma que “solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos”.