La novelista italiana Susanna Tamaro dijo que “en la vida hace falta tener generosidad: cultivar el pequeño carácter propio, sin ver nada más de lo que hay alrededor, significa seguir respirando, pero estar ya muerto”.
El servicio desinteresado a los demás representa una muestra de generosidad; si se aspira a materializar un mudo de paz y justicia, hay que poner, decididamente, la inteligencia al servicio del amor.