“El cuerpo humano es el carruaje, el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento, son las riendas; y los sentimientos, los caballos”, afirmó el filósofo griego Platón.
El ser humano nació como una máquina perfecta que requiere de disciplina para hacer el bien. Se ha dicho que la mitad de la vida es suerte, y la otra, disciplina.
Resulta que esta última es fundamental, porque sin ella no se sabría por dónde empezar con la suerte.