“No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio”, reza un proverbio árabe.
Esta expresión que ha estado en boca de grandes pensadores, no sólo encierra belleza, sino profundidad que lleva a reflexionar acerca de lo que somos y hacemos.
Frecuentemente, las personas se convierten en esclavas de sí mismas porque dicen más cosas de las que hacen. Los pueblos dignos, como los hombres con estatura moral, buscan dar, no recibir; ayudar, y no pedir ayuda.