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“Aprendamos a decir las cosas con presteza, claramente, de forma sencilla y con una determinación serena; hablemos poco, pero con claridad; no digamos más que lo estrictamente necesario”, dijo el psicólogo francés Emile Coué.
No hables demasiado, que quien mucho habla mucho yerra y da indicios de saber poco. No hay cosa de más peligro ni de menos autoridad que las demasiadas palabras.