El Papa Benedicto XVI dijo que “cuando el hombre se aparta de Dios, no es Dios quien le persigue, sino los ídolos”.
Aquellos que se alejan de Dios carecen de la fe y se alejan de él, acercándose a la idolatría. La fe constituye una conquista difícil que exige una lucha diaria para mantenerla.