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“No estropeemos la flor abriéndola con los dedos. La flor se abrirá y el fruto madurará en la estación y en la hora que sólo Dios sabe.
En ese sentido, tenemos que habituarnos a sembrar, regar…y esperar”, proclamó el obispo francés George Chevrot. No olvidemos que somos lo que hacemos repetidamente; la excelencia, entonces, no es un acto, constituye un hábito.