“El inteligente se percata de todo; el tonto, hace observaciones sobre todo”, dijo Heinrich Heine, poeta romántico y ensayista alemán.
La inteligencia permite que se avance hacia el logro de lo deseado y, como el amor verdadero, posibilita todas las cosas.
Ella convierte a los humanos en ágiles gacelas y fuertes como las rocas.