El poeta romano Virgilio afirmó que “la fortuna favorece al valiente”. El arrojo y el esfuerzo personal ayudan a perfilar a las personas un mundo de esperanza y del bienestar posible.

Nunca se obtendrán beneficios de la nada; hay que esforzarse en procura de alcanzar el bienestar personal y colectivo.

La fortuna del valiente consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar en su espacio terrenal.