El político estadounidense George Washington afirmó que “es imposible gobernar una nación, sin un Dios y una Biblia”.
Sin entrar en comentario adicional, el propio texto sagrado señala en 2 de Timoteo 3:16, lo siguiente: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia…”.