“No hay bisturí más preciso que una palabra o una frase bien construida. El político que sabe cómo accionarla es más peligroso que cualquier científico.
Nuestro cerebro está diseñado para responder a ideas y conceptos comunicados con ellas; nunca seremos tan precisos como una palabra”, dijo el científico estadounidense Karl Deisseroth.
Mientras que en la antigüedad, el sabio ateniense Solón definió la palabra como “el espejo de la acción”.