El filósofo griego Anaxágoras dijo: “La inteligencia es infinita, se gobierna a sí misma y no está mezclada con nada”. Aunque no se trate exactamente de lo mismo, la inteligencia se parece al ingenio, que suple a veces al genio; es como el agua que nos ofrece una profundidad, reflejándonos la inmensidad del firmamento.
Naturalmente, no basta tener ingenio, sino aplicarlo adecuadamente, motivado a que no existe recurso alguno cuando falta la inteligencia.