José Martí, escritor cubano, afirmó que “la gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes”.
Los ingratos, al igual que los bárbaros, todo lo confían a la fuerza y a la violencia porque sus simientes son de odio. La gratitud, en tanto, es propia de las personas sabias que aprenden hasta de sus enemigos.