El filósofo holandés Baruch Spinoza afirmó que “la experiencia nos ha demostrado que a la persona no le resulta nada más difícil de dominar que su lengua”.
Demostrado está que el que por mucho tiempo habla, debe afrontar las consecuencias de sus palabras más allá de lo prudente.
Nada más justo que conocerse al escucharse y nada más oportuno que cambiar en el silencio.