El político y escritor francés Alphonse de Lamartine dijo que “la crítica es la fuerza del impotente”.
Aunque la crítica con propósitos nobles puede conducir a la solución de males sociales, en general, la misma se utiliza para hacer daño y destruir honras.
En los casos en que el objetivo sea dañar, bastaría con remitirse al planteamiento que hizo el filósofo alemán Immanuel Kant: “Con las piedras que, con duro intento, los críticos te lanzan, bien puedes erigirte un monumento”.