El periodista y escritor español Juan Luis Cebrián afirmó que “la historia de los pueblos se escribe más en base a emociones que a hechos, y el recuerdo personal es más importante que el pasado mismo”.
Un buen gobernante debe colocar a su pueblo en el centro de sus acciones, de manera que las emociones no le conduzcan por el camino equivocado.
El sabio chino Confucio dijo en ese sentido: “Cuando el gobernante mismo obra rectamente, ejercerá influencia sobre el pueblo sin dar órdenes, y cuando el gobernante mismo no obra rectamente, todas sus órdenes serán inútiles”.