“A todos nos llega el turno”, dijo el político cubano Fidel Castro en momentos en que ya veía aproximarse su muerte.
En vista de que ese instante del final es irreversible, hay que estar preparado y actuar para que nos juzguen y nos recuerden por lo bueno que hayamos hecho a lo largo de la vida.
Lo ideal radica en que solo queden en el imaginario de aquellas personas que tengan aliento, las buenas obras que realicemos sobre la faz de la tierra, de manera que, por más tiempo que pase, nunca se olviden.