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El escritor británico Robert Burton dijo: “La palabra hiere más que una espada”.
Aunque cotidianamente hacemos todo lo contrario, la experiencia enseña que debemos cuidar lo que decimos para no ofender ni dañar a los conviven con nosotros.
Y en un intento de justificar esas acciones, también hacemos lo contrario, afirmando que la experiencia es el nombre que los seres humanos damos a nuestro destino.
Lo correcto radica en no herir a nadie, ni con la espada ni con la palabra.