“La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”, dijo Sigmund Freud, médico y psicólogo alemán.
Desde el mismo momento en que alguien se angustia, comienza a ver el mundo lúgubre y oscuro.
La mejor contribución sería ayudarla con palabras de aliento para que vuelva a ver la luz, a fin de que acabe viendo hasta lo oscuro; ya que, para lo completamente claro, tardará más tiempo.